Ayer, día 1 de Diciembre, Zapatero anunció la ampliación del paquete de reformas que tanto tiempo llevábamos temiendo. En otro orden de asuntos, Corea entrara en guerra, Wikileaks amenaza con seguir sacando información, el papa aprueba el uso de preservativos (parcialmente) Belén Esteban se divorcia por décima vez y el Barça gano al R. Madrid 5 a 0.
Todo lo que acabo de decir son las noticias que nos repiten hasta la saciedad, sin importar medios, franjas horarias ni que sea información reducidísima. Esto es lo que pasa en un mundo en que todos hablan pero nadie dice nada.
¿Cuál es la verdad de las Coreas? ¿Cuál es la situación actual del Sahara? ¿Con que fines utiliza Wikileaks su información? ¿Qué pasara con todas las familias que malviven con los subsidios? ¿Cómo es posible qué habiendo un noticiario 24 horas sigamos sumidos en la más absoluta desinformación?
Háblale a una persona que acaba de quedarse sin empleo sobre la situación actual exterior al país, coméntale a un hombre de 60 años, que malvive con los subsidios que en Corea se avecina una guerra. Sabiendo que hablamos de personas que tienen el temor de verse en un par de meses viviendo en la calle, ¿Podemos creer realmente que deben preocuparse por algo más allá de su más próxima situación?
Es lo que lo que están haciendo con nosotros, aniquilando nuestro espíritu de lucha conjunta, volviéndonos seres irracionales, individualistas, para así poder manejarnos como el montón de mierda que piensan que somos. Esto no lo está haciendo Zapatero, ni Rajoy, ni ninguna de las grandes personalidades de nuestro país, al menos, no en solitario ya que solos son casi la misma mierda que nosotros.
Hablo de gente más poderosa, de esos a los que llaman mercados, y de los que no tenemos la mínima información. Gente que solo se preocupa de de comprar y vender vidas, países, naciones para lograr sus intereses.
Nos intentan atemorizar con caídas de la bolsa y rescates económicos, y aun así teniendo en cuenta los 3,4 billones de euros de deuda, los 4 millones de parados que aumentan cada día, el crecimiento inferior al 1 por ciento y una deuda externa de aproximadamente el 170 por ciento del PIB del país nosotros seguimos callados, anestesiados, esperando a que algo o alguien calme la actual situación y podamos seguir con nuestras vidas.
A pesar de todo esto, de tener una de esas familias que cuando pierdan el subsidio serán arrojadas a la calle sin techo, comida ni fuerzas mantengo la vana esperanza de que los que pueden convoquen una huelga definitiva para poder luchar con las fuerzas que nos queden por mantener al menos un derecho constitucional: El derecho a la vida.
