jueves, 8 de septiembre de 2011

Mi indignación y yo.


            Una noche más, me encuentro frente al ordenador intentando escribir todo lo que pasa por mi cabeza, con mis pensamientos centrados en una indignación que me indigna demasiado como para pasarla por alto. Tenia la sensación, como tantos otros compañeros de que el 15 de Mayo ocurriría algo grande, y no nos equivocamos, o al menos no del todo.

            Tras años de lucha y de lo que parecía la siesta más larga del pueblo, el 15 de Mayo salimos en esa gran manifestación, se olía el cambio en el aire, la gente parecía dispuesta a la lucha, y tras la manifestación y con el paso de los días… ¡La gente estaba en la calle! Pasó una semana, y otra y las imágenes cada vez eran más esperanzadoras…y se acabó.

            ¿Qué que quiero decir con que se acabó? Que miles de personas en las plazas estaban dispuestas a luchar por sus derechos, se consensuaban acciones, se trabaja en grupo, el país (o al menos la mayoría de su juventud) estaba paralizado, esperando una señal para mostrar su fuerza…pero esa señal no llegó. O quizás si, llegó, se consensuó en una de las tropecientasmil asambleas que hay, se grabo en un acta, se colgó en una red social…y hay quedó.

            Hemos estado en la calle, hemos sido miles y ahora…volvemos a estar en casa (los que aun tenemos una) viendo como los días pasan y esperando a que estalle una revolución que, por otro lado, sabemos que no estallará con estos métodos. Pero aquí estamos.

            Tenemos armas, tenemos tiempo, tenemos gente preparada y gente dispuesta a prepararse…pero supongo que para cuándo publique esta entrada el movimiento me habrá desvinculado totalmente.

            ¿Qué hacemos en la plaza recibiendo ostias y regalando flores? Hace ya casi cinco meses que salimos a la calle. ¿Quién conserva la esperanza? Creo en la no violencia, pero solo creo en ella si es bidireccional.  Si mañana el ejército sale a la calle y se pone a matar gente, ¿Dónde estará vuestro pacifismo? ¿Es que acaso no pensáis defenderos nunca?

            Esta noche mi indignación va más allá de políticos y banqueros y muy a mi pesar, vuelvo a pensar que estamos en el principio de otra larga siesta.

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